Al señor Mas las cosas no le salen como espera que le salgan. Es una constante. Cualquier otro en su lugar habría renunciado, pero, puede que él se sienta obligado a no hacerlo. Son creencias personales en las que es mejor no entrar, cada uno es muy libre de sentirse imprescindible. También puede que se sienta comprometido con un proyecto y abandonarlo sería como si cometiera una traición o tal vez la cuestión se centra en que se ha hecho a la idea de que personifica la probabilidad de una incógnita y no puede permitirse defraudar a sus incondicionales los cuales van reduciéndose a medida que reflexionan.
Luis XIV de Francia dijo “el Estado soy yo”. Luis XV dijo “después de mí, el diluvio”. El señor Mas dijo: “ahora sí o sí”.
Posteriormente Luis XIV reconoció su egolatría y dijo algo parecido a “aún sin mí, el Estado siempre permanecerá”. Esta vez acertó de lleno. Contrariamente, Luis XV mantuvo de por vida la apreciación que tenía de sí mismo y no rectificó, pero, con su premonición se equivocó: no hubo diluvio. El señor Mas tampoco ha modificado su ya célebre “sí o sí” y también se ha equivocado, aunque, todavía está en posición de tocar de pies en el suelo y presentarse como hombre de consenso, de unificación y de cooperación. Muchos ciudadanos no entienden su obsesión para convertirse en un rupturista.
En 2012 su candidatura perdió 12 diputados. En 2015 ha perdido 9. En febrero si no consigue que lo invistan president, ¿cuántos perderá? Sólo por saberlo bastantes ciudadanos desearían que se repitieran las elecciones.
Los ciudadanos han rechazado el “sí o sí”. La estrambótica lista de Junts pel Sí ha ganado, sin embargo no lo suficiente para ahorrar problemas a su número cuatro y a su número cinco. Los números uno, dos y tres que son los que tendrían que compartir los problemas, prudentemente se inhiben, sobre todo la número dos y la tres, y están a la espera de verlas venir. O sea en cuanto a escaños, los ciudadanos han dicho sí pero no. En cuanto al plebiscito, los ciudadanos han dicho no. El “sí o sí” ha fracasado. Hora va siendo que el señor Mas aparezca en cualquiera de sus dos canales de televisión y proclame que su “sí o sí” fue un estallido de efervescencia del que se arrepiente y pida perdón por el empecinamiento sufrido que ha impedido el diálogo y la negociación sensata y productiva.
Nadie dialoga o negocia con alguien que de entrada plantea un “sí o sí”, pero, algunos lo votan.
M. Riera