Están a punto de cumplirse dos semanas de las elecciones al Parlament de Catalunya Mrs. Kalabash. Se acuerda de lo que dijimos y oímos con anterioridad a estas elecciones. Era el principio del fin. Parecía como si el mundo estuviera a punto de acabarse. Al día siguiente, esto es, el lunes, todo continuó igual. Ha habido noticias pero aquel rebomborio que ha ido pacificando con los días. Es más, a día de hoy poco se oye sobre el procès y sobre el futuro.
Y, claro, a toro pasado uno se pregunta si realmente las cosas era tal y como nos las pintaron o, realmente, fue una maniobra para vendernos una película que nunca existió. Porque, claro, al día siguiente de las elecciones el mundo catalán cambiaría. Se proclamaría la independencia pasara lo que pasara, había posibilidad de corralito, se cerrarían fronteras, Europa atacaría y un sinfín de cosas particularmente desastrosas para Catalunya.
Bien es cierto que nadie ha proclamado la independencia. Ahora bien, alguien tuvo la menor intención de proclamarla. El globo estaba muy hinchado el 27S y con los días se ha ido vaciando. No sé. Todo esto me hace pensar en la manipulación política hacia los ciudadanos. Nadie se salva de ella. Estamos o somos manipulados por una serie de personajes cuyo único interés es mantenerse agarrados a la poltrona y seguir cobrando del erario público. Si no salen en las municipales se presentan a las del Parlament y de no salir, a las españolas y finalmente a las europeas. La cuestión es acabar cobrando lo mismo a final de mes. Y, si para hacer esto, tienen que poner en jaque a la sociedad, lo hacen. Faltaría más! Ellos no pierden nada y la sociedad olvida pronto las traiciones o los supuestos principios políticos de algunos.
Por lo cual no nos debemos preocupar. Tarde o temprano el Sr. Artur Mas volverá a ser presidente de la Generalitat de Catalunya. Con o sin el apoyo de la CUP, con o sin esto, con o sin aquello. No importa. Las cosas no cambian. Pasan los meses, los años, y la imagen sigue siendo la misma. Es aquello que se dice. “los mismos perros con diferentes collares”. Ahora interesa que tal o cual partido resurjan o se hundan. No os preocupéis, está todo planeado. Pasado mañana volveréis y hundiremos a otro. Entre ellos lo tienen todo pactado y los votantes lo único que hacen es dar credibilidad a una estructura que se mueve gracias a la voluntad de unos pocos.
Cuando el mensaje no sirve, como Groucho Marx, hay otro y, sino, otro. Siempre hay una salida y nunca las cosas llegan a su fin. Al contrario. Nada se acaba y todo perdura in secula seculorum. Es la gracia de la democracia. En Grecia Syriza se presentó hace unos meses con un programa. Ahora se ha presentado con otro y ha vuelto a salir. Eso no servía. El actual tal vez no sirva, pero ha servido para volver a ganar. Eso es lo realmente importante. Y aquí ocurre lo mismo. Cuando unos están cansados de haber tocado poder les dan paso a los otros y así sucesivamente. Mientras se cobre a final de mes, ¿qué importa lo demás?
Es una pena pero es la realidad. Por eso no debemos preocuparnos por nada. Si interesa Catalunya será independiente. Y si no interesa no lo será. Eso sí, va a parecer que será por voluntad democrática del pueblo, cuando la verdad es que ni voluntad ni leches, intereses políticos creados de un bando y otro. Esa es la cruda realidad. Una realidad vista desde el centro, sin connotaciones políticas y sin apostar por un lado o por otro. Todo tiene su fin, como cantaba Medina Azahar. Y el fin de muchos es no perder el sustento económico que su falta de cualificación les impediría ganar de otra manera. Por en medio está la sociedad. Sus frustraciones son un mal menor. Lo verdaderamente importante es la poltrona y una nomina a final de mes. Todo lo demás no le importa un carajo a nadie.
César Alcalá