No hace mucho tiempo un socialista me dijo que Cataluña no se podía permitir que decayera la fuerza política de CiU. Aún la federación existía. Ese comentario me ha hecho reflexionar sobre el presente y el futuro.
La verdad es que Cataluña no se puede permitir perder puntales políticos. Desde el inicio de la democracia en Cataluña ha habido cuatro puntales políticos: CiU, PSC, PP, ICV/PSUC. Estos han formado la gran estructuración política. Alguien preguntará por ERC. La verdad es que su papel nunca ha sido significativo. Sólo ahora lo es, pero hace veinte años o treinta no lo era. Si bien es cierto que Heribert Barrera fue presidente del primer Parlament, fue más un brindis de Pujol hacia alguien del pasado para homenajearlo después de la dictadura. Ni Barrera, ni Hortalà, ni Colom, ni Carod- Rovira consiguieron grandes éxitos a nivel parlamentario.
Los tiempos han cambiado. CDC está de capa caída. Mas ha conseguido una cosa que pocos están capacitados para hacer. Su intención era regenerar la Federación en el post pujolismo. Y lo que ha conseguido es romper la Federación, enturbiar las siglas con algo llamado Junt pel Si, y casi destruir un partido. Si esto era una regeneración que venga otro y la haga.
El PSC aún está reviviendo los malos recuerdos de aquello que uno conoció como el tripartit. Zapatero y el tripartit han hundido estas siglas que tuvo su esplendor antaño con Reventos, Camorera, Obiols, Nadal, Sobreques, entre otros. Desde el final del tripartit no han levantado cabeza.
Tampoco ha levantado cabeza ICV/PSUC. El tripartit también les ha pasado factura y, a día de hoy, la intención de no desaparecer y juntarse con Podemos. De ser ICV lo que en su momento fue el PSUC quizás remontaría, pero o no hay ganas o faltan personas que lleven a cabo esta pequeña revolución.
El PP sigue en su línea. Sube y baja según las circunstancias a nivel español más que catalán. En su momento hubiera podido ser una fuerza clave en la política catalana y se hubiera podido crear un centro derecha fuerte, con los apoyos de CiU, y crear una estructura política semejante a lo que fue antaño la Lliga Regionalista de Cambó. Eso nunca ha pasado y por desgracia se ha perdido el tren.
Con lo cual a día de hoy estamos en manos de un partido creado por la masonería en 1931 y cuyo papel ha sido muy comprimario a lo largo de los años. Y de otro de nuevo cuño llamado C’s.
¿Esto qué significa? Las fuerzas políticas han de ponerse las pilas y algunos dejarse de quimeras que de nada sirven. Lo más seguro es que Mas no sea escogido president y se tengan que repetir elecciones después de las generales del 20D. De ser así, a día de hoy, hay dos partidos fuertes y los otros que si no están en caída libre, están a la espera de lo que pasara. Y así no se puede hacer nada. Porque si esperan, no sólo desesperan, sino que recibirán lo que se merecen o lo que les dejen.
El futuro inmediato está escrito y se llama: ERC y C’s. Los otros cuatro moverán ficha, pero poco más. ¿Esta situación puede cambiar? Evidentemente, aunque a día de hoy es complicado. Una parte de la sociedad apuesta por la independencia y, por eso, quieren a ERC. Otra parte son nacionalistas moderados y de centro-derecha-izquierda, por eso apuestan por C’s. Los de siempre votaran los otros cuatro partidos, porque siempre hay votantes fieles que votan siglas y no ideas. Ahora bien, alguien ha de empezar a cambiar los planteamientos políticos, los discursos, las ideas, los diálogos, las maneras, las formas….
De no pasar esto es muy probable que el futuro próximo de Cataluña sea un bipartidismo que, en algún momento dependerá de unos pequeños que, antaño, fueron fuertes y que sus propias inacciones los han llevado a ser una sombra errática de lo que en su día fueron. Veremos.
César Alcalá