Una parte de los vecinos contrarios a la construcción de una mezquita en el barrio del Carme de Pineda de Mar han convocado de nuevo movilizaciones contra este centro de culto, pese a que la mesa de negociación puesta en marcha hace un mes sigue abierta. Los vecinos de Can Bel, constituidos en el colectivo Aquí Vivim, aquí decidim han convocado una manifestación que cortará la N-II, para el próximo sábado día 16. Además están previstas concentraciones ante el Arts d’Estiu a lo largo de varios viernes de julio y agosto.
El anuncio de las movilizaciones ha hecho saltar la alerta en el Ayuntamiento de Pineda de Mar quien este lunes emitió un comunicado donde consideraba “vigente” la mesa de negociación que reúne a las AAVV de Can Bel, el Carme y Bellamar, al Ayuntamiento, a la comunidad musulmana del barrio y la CUP. El ayuntamiento manifiesta su «preocupación» por este anuncio de movilizaciones que, a su entender, «pueden poner en riesgo la continuidad de las conversaciones para llegar a un entendimiento». El gobierno de Pineda piensa que «la realización de movilizaciones es incompatible con la voluntad de diálogo expresada por todas las partes hasta este momento». Pese a ello reiteran su «colaboración para intentar consensuar una solución que sea la más beneficiosa para todas las partes y que conlleve el mantenimiento del buen clima de convivencia existente en el barrio hasta el momento”
Los vecinos que convocan las movilizaciones califican las reuniones que se iniciaron a finales de mayo «de engaño para mantenernos callados ante la llegada de las elecciones». El convenio establecía la suspensión de las movilizaciones de protesta anunciadas por los vecinos durante un mes y dejaba parado el expediente de tramitación y concesión de licencias urbanísticas para la construcción de la mezquita, a la espera que el problema pudiera solucionarse de forma dialogada. La puesta en marcha de las negociaciones paró las movilizaciones ya convocadas entonces.
“El alcalde, Xavier Amor, se comprometió a buscar nuevas ubicaciones y adquirir la finca de la calle Eivissa a la comunidad musulmana», reprochan los vecinos. En el escrito también aseguran que desde la comunidad musulmana se hizo una votación entre sus integrantes para saber si se quería cambiar la ubicación y que ganaron los partidarios de marcharse. En una asamblea celebrada el 28 de junio, la asociación de vecinos de Can Bel decidió salirse de la mesa del diálogo e impulsar las protestas. Avisan «que esta vez no las parará el alcalde, salvo que presente soluciones reales. No caeremos más en sus engaños».