Uno de los escritores catalanes más universales, Eduardo Mendoza, escribió hace unos años un delicioso relato por entregas, “Sin noticias de Gurb”. El relato explicaba las peripecias de un extraterrestre en la Barcelona previa a las Olimpiadas de 1992 para buscar a otro alienígena, Gurb que había desaparecido tras adoptar la apariencia de Marta Sánchez. Para ello, ya que tiene esa capacidad, adapta la forma de diversos personajes. A quien no haya leído la historia se la recomiendo y a quien sí, ya sabrá que ésta sirve para explicar muchas de las absurdidades de la Barcelona de aquellos momentos.
Hay días que me gustaría que Gurb volviera a perderse por la Barcelona actual y que Eduardo Mendoza volviera a enviar a su alienígena para localizarlo. Si la Barcelona de hace un cuarto de siglo estaba llena de situaciones kafkianas y de personajes grotescos, la Barcelona de hoy seguro que es el puro delirio.
El extraterreste en su búsqueda se tropezaría con una Ciudad Condal tomada al asalto por decenas de miles de turistas y con el inquietante fondo de la deriva general de la política catalana en que el tranquilo nacionalismo de toda la vida ha dejado paso al independentismo hiperventilado.
El Colega de Gurb, en esta ocasión, igual se volvía loco ante la incapacidad de entender lo que está pasando y lo que están diciendo los políticos que andan acelerados en pos de una Catalunya independiente.
A mí, que vivo aquí y sigo la actualidad política, me pasa con frecuencia. Sin ir más lejos, leo las declaraciones del presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez, en que afirma que «es indiscutible» que una eventual Catalunya independiente quería «transitoriamente» fuera de la Unión Europea” y a las pocas horas, me entero, que ha rectificado. Al final ya no sé qué piensa en realidad el líder de la ANC sobre si Catalunya estaría o no en Europa.
De entrada me quedo perplejo, pero luego concluyo que lo que sucede es que el presidente de la ANC sabe de lo que habla y lo que personalmente cree choca contra la doctrina oficial de su organización. Quedarse fuera de la Unión Europea – con el desastre que ello acarrearía- no cuadra con la independencia Low Cost – es decir sin sacrificios- que intentan vender la ANC o Junts pel Sí a las clases medias catalanas. O sea que pienso que, antes o después, Sánchez no es sincero en lo que dice.
Vete a saber lo que pensaría de esto el colega de Gurb. Igual coincidiría conmigo en que Jordi Sánchez y demás no brillan por la sinceridad de sus intenciones, que falsean intencionadamente información con el objetivo de vender una mercancía averiada. Igual el extraterrestre se enfadaría por ello y optaría por mandarlos a la porra a todos. Igual, para hacerlo, se disfrazaba de elector catalán y el 27 de Septiembre se iba a votar.
Al final, si lograra su objetivo, nos quedaríamos Sin noticias de Sánchez.
Jordi Abayà