Mrs. Kalabash usted sabe que nuestra particular relación perdura y perdurará a pesar de los elementos. Lo mismo ocurre con los recuerdos de muchos que hoy en día viven en Cataluña y, en su momento vinieron aquí con el Shanghái o el Catalán. Venían de Andalucía, Extremadura, Asturias, Castilla… Fuera como fuere llegaron aquí, se establecieron y han hecho grande este país. A todos ellos hay que reconocerles lo que hicieron y lo que siguen haciendo.
¿Por qué le digo esto? Estos días hablando con gente próxima o vinculada con el “Junts pel Si” me ha dado la sensación que ellos son los más catalanes. Si no votas o piensas como ellos eres de segunda fila. No vale que durante muchos años hubiera el llamado cinturón rojo. Que hubiera un Paco Candel que del “Junts pel Si” tenía poco, aunque algunos ahora se lo hagan suyo. El hecho es que o del Shanghái o del Catalán tienes que ser de esta formación para ser como la película de los apellidos.
Están muy equivocados. Y esta deriva nos ha llevado donde estamos. Cataluña se ha nutrido de España como a la inversa. El que no quiera ver esta realidad está ciego. Y hay mucho ciego en la sociedad catalana actual. Todos formamos parte de un todo. Nos hemos nutrido y nos seguimos nutriendo los unos de los otros. La cultura y la lengua catalana no serían nada si, en su tiempo un rey castellano llamado Alfonso X el Sabio no le hubiera dado esplendor no sólo al catalán, sino a las otras lenguas que se hablaba en España incluido el latín. Todo esto se ha perdido no por desidia, sino porque algunos han querido borrar la realidad.
En la época de Franco un parlamentario quiso sacar de los estudios de bachillerato el latín. Se llamaba José Solís Ruiz y era natural de Cabra (Córdoba). Muñoz Alonso le contestó que el latín servía y mucho. Él era egabrense por el latín, de no existir este idioma seria… (léase el marido de la cabra). Pues lo mismo pasa con el catalán. De no haber existido las influencias del castellano, latín, árabe… la cultura catalana no sería la que todos conocemos hoy en día. Y viceversa. También el castellano se ha nutrido de la catalana, de la gallega, de la vasca, de la andaluza…
Estamos ante una discusión pueril marcada por unos personajillos que poco tienen que ver con lo que es y ha sido Cataluña. Nunca en su historia esta ha sido independiente. Ni antes de 1714 ni cuando el Wilfredo el Belloso, ni en la época gloriosa de Jaime I. Cataluña pertenecía primero a una serie de condados. La mayoría del tiempo peleados entre sí. Luego se encajaron las piezas y empezó a construirle lo que se conoce como la Corona catalano-aragonesa o Corona de Aragón. Y de ahí un sinfín de alianzas, guerras, conquistas e historias que hicieron grande esta porción de España o Marca Hispánica. Querer decir lo contrario significa mentir y nuestros actuales políticos lo están haciendo.
Por eso debemos ser sensatos el domingo y salir de casa para votar. No sólo por nosotros y nuestros hijos, sino por aquellos que nos han precedido y construyeron lo que somos hoy en día. También aquellos del Shanghái y del Catalán. Porque ellos forman parte de Cataluña y de España. Somos un todo y si se resquebraja ese todo perderemos la esencia, la grandeza y el saboir faire que siempre nos ha caracterizado.
Así pues, el domingo vamos a salir todos a votar y les tenemos que dejar claro a aquellos que intentan no sólo tergiversar la historia, sino nuestra identidad personal, que no pasamos por el tubo. Que somos catalanes y españoles. Que nos unen más cosas de las que nos separan y que, por encima de todo, deseamos y queremos vivir y convivir en un país como el que vivimos. Que no nos engañan y que la falta o carencia de habilidades para gobernar no implican que todos debamos ir al matadero. Que se vayan ellos, pues son los responsables de la actual situación socio-política catalana. Votemos el domingo a favor de la unidad y no en contra de quimeras baldías.
César Alcalá