Escribir un libro, plantar un árbol,/y además tener un hijo,/ es el la vida un regalo/ o sea, un regocijo;/ y cuando se tienen nietos,/ és, lo del deber cumplido.
Y en ese jardín de rosas
yo estoy del todo metido;
con el libro, con el árbol,
y con cuatro grandes hijos:
hijas e hijo, se entiende,
y en cuento a nietos, lo mismo.
Claro que eso no se hace sólo;
que la madre es decisiva
para engendrar con amor
el milagro de la vida.
Una madre, es una madre,
O sea, ¡Gloria Bendita!
Mis ripios están de fiesta
y no hablan de política;
porque quieren descansar
de tanta farsa y mentira.
Hoy les hablan de los hijos
que es lo mejor de la vida.
Francisco Barbachano