ANC y OC son asociaciones patrióticas que despliegan una influencia pública cuyo techo de movilización se sitúa en un tercio de catalanes. Sus seguidores no afiliados tienen el dilema de no saber con exactitud por cuál sienten mayor devoción ni a cuál de las dos atienden, pero, no importa porque lo que cuenta es el fin y no el medio. Se configuran como asociaciones de pensamiento único, centralizado. Esa coincidencia permite definirlas como entidades con un discurso antagónico a la pluralidad democrática. Han estado representadas en la candidatura Junts pel Sí aunque la unidad sea algo que por genética parece aborrezcan. Es un caso curioso: se juntan para promover una separación cuando en el mundo lo que desde hace años se impone es la unión: Estados Unidos, Unión Europea y lo último, el Tratado de Asociación Transpacífico.
Su actividad también consiste en proteger a los políticos secesionistas en su cruzada contra la integración y la universalidad. Esos políticos cuando tienen un problema y han de reforzar con apoyos callejeros multitudinarios el apoyo democrático que han recibido en las urnas, acuden a ellas para que les monten manifestaciones. Es triste que un político electo tenga que recurrir a esa estratagema para afianzar su impacto popular.
Su más reciente actuación ha sido convocar a los catalanes para que acompañen a los imputados por el 9-N hasta el TSJC y, además, para que protesten por la citación judicial ante los ayuntamientos de cada población. ¿Es un caso de obstrucción a la justicia o un intento de manipulación mediática de la misma?
La propuesta tiene un enorme parecido con aquellas aglomeraciones de gente que se organizaban en la plaza de Oriente de Madrid en desagravio de algo que había molestado al dictador Franco. Este espectáculo trasladado a tiempos democráticos, resulta desolador y es motivo de estupor en la comunidad internacional.
En contrapartida el ciudadano ve inteligente que PP, C’s y SCC hayan renunciado a manifestarse el día 12-O. Existen cosas tan obvias que no necesitan de manifestaciones para consolidarse. ¿Aprenderán de ello los separatistas? No es probable, éstos tienen tanta inseguridad en su proyecto que necesitan exteriorizarlo constantemente.
M. Riera