La ANC está desolada. Los acontecimientos le han demostrado que no es ni de lejos lo que creía ser y, previa una absurda huelga de hambre, ha solicitado perdón a los ciudadanos que asegura haber engañado porque el 27-S les pidió votaran a cualquier opción separatista. ¿Quién se cree que es la ANC para sentirse responsable de fracaso del señor Mas?
Con esa declaración de perdón, está clarísimo que la ANC se cree que es faro y lazarillo del pueblo catalán, es decir, considera que los catalanes son gente políticamente poco leída que si no se le dice lo que tiene que hacer se despista y se pierde por el entramado de las candidaturas que concurren a unas elecciones. El respeto de la ANC hacia los catalanes se revela exiguo.
La ANC ha de reconocer que la que se ha perdido es ella y que ahora tiene una oportunidad excelente para disolverse y dejar así de entrometerse en los asuntos políticos de Catalunya. La ciudadanía catalana sabe desenvolverse perfectamente sin necesidad de consejos.
Es triste que un grupo de 10 diputados, sobre 62, haya tenido que ser el que ha recuperado el prestigio y la solvencia política de una comunidad de 7,5 millones de habitantes. Lo lógico sería que los 62 se sintieran avergonzados de su actuación y fueran ellos los que pidieran perdón al millón seiscientos y pico mil electores que les confiaron su voto e irse a casa para no volver a reaparecer en ninguna lista hasta que no memoricen el significado de la palabra dignidad.
Lo que ha desentonado en todo el affaire del sí o no a la investidura, aparte del comentadísimo empate, es la posterior dimisión del cupero mayor. Al parecer el hombre era favorable al sí, pero, su influencia fue insuficiente y se impuso el no. Cada uno tiene su particular manera de entender la democracia, para algunos la democracia consiste en que triunfen contra viento y marea sus preferencias o intereses. No sería extraño encontrar al excupero mayor en la lista de JxSí.
Asimismo, se ha puesto en evidencia que ERC le tiene pánico a unas nuevas elecciones. Siente horror a que la voluntad de los ciudadanos se actualice. Carece de sentido que quienes propugnaban con tanto ahínco el ejercicio del dret a decidir ahora les asuste poner las urnas. Nadie esperaba de ERC una reacción tan contraria a la práctica de la democracia.
M. Riera