El cha, cha, cha, de Machín
cobró nueva actualidad,
gracias a Esperanza Aguirre
con su dimisión formal;
despachándose a gusto,
para bien o para mal.
Cual puñalada trapera
se puede considerar,
la dimisión de Esperanza
gran figura popular
de un PP que, al parecer,
le ha dejado de importar.
Y es que los odios, amigos,
no se pueden controlar
y la ocasión pintan calva,
para intentar jorobar
a un Mariano Rajoy,
cuestionado, por demás,
Quiso morir matando
la tan frustrada Esperanza,
y el prestigio que tenía
lo echó todo a la cloaca.
Y es que el hedor, en política,
nunca sabes cuando acaba.
Francisco Barbachano