Las señoras Rigau y Ortega y el señor Mas habrían dignificado a la democracia, a la política y a los políticos si antes de entrar en el Palacio de Justicia hubiesen pedido a los congregados en el paseo Lluis Companys que se dispersaran y volvieran a sus quehaceres habituales o, si tenían el día libre, lo aprovecharan para disfrutar del parque de la Ciutadella. La dignificación habría sido mayor, si unos días antes de la comparecencia hubiesen emitido comunicado, conjunto o individual, solicitando a los ciudadanos que se abstuvieran de manifestarles in situ su apoyo porque estaban seguros que ese apoyo siempre lo han tenido y los cariños o los amores cuanto más silenciosos son, más auténticos y creíbles son.
Pero, no lo hicieron, peor aún, el señor Mas lo agravó permitiendo que 400 alcaldes (43% del total) abandonaran sus respectivos municipios en día laborable y se fueran a participar en una algarada callejera que dificultaba el acceso a la sede judicial y la circulación de coches y peatones por el paseo. La fotografía de los alcaldes blandiendo sus varas de mando, produce angustia. Podría figurar en la simbología histórica de incitación a la sublevación o a la violencia civil. Por suerte no pasó nadie por ahí que tuviera la osadía de exteriorizar su oposición a la manifestación.
Los separatistas han conseguido que Catalunya tradicionalmente tan laboriosa y atareada dedique sin remordimiento alguno un tiempo productivo a vitorear a dos señoras y un señor imputados (investigados) en una causa penal promovida, según ellos, maliciosamente porque aseguran sólo se limitaron a ejercitar y dejar ejercitar la democracia, sin embargo, la democracia consiste en eso, en la pluralidad de criterios y si hay otras personas que con toda legitimidad opinan que lo que en realidad hicieron con el simulacro de referéndum del 9-N fue vilipendiar a la democracia, lo más lógico y natural es que la cuestión se aclare en beneficio precisamente de la democracia y del Estado de Derecho. Y para aclarar eso, no es necesario que nadie vitoree a nadie, es suficiente que la vida transcurra con normalidad y, en este caso, la normalidad consiste en acudir al juzgado sin escolta multitudinaria.
Son mayoría los ciudadanos convencidos de que la mejor postura ante la situación creada es dejar que los tribunales hagan su trabajo tal como las tres personas cuyas actuaciones se cuestionan piensan que hicieron el suyo.
Mas dijo haberse declarado responsable político del 9-N. ¿qué significa esto? ¿En qué consiste la responsabilidad política? De esa responsabilidad podría derivar ir cuarto en una lista electoral en vez de primero. Ante un tribunal lo pertinente es declararse culpable o inocente.
M. Riera