Una operación conjunta de Mossos d’Esquadra y la Guardia Civil de Cádiz y Huelva ha permitido desarticular una banda dedicaba a robar a traficantes de droga. Entre los días 13 de enero y 1 de marzo, ambos cuerpos policiales detuvieron a 30 personas como presuntas autoras de los delitos de robo con violencia, tentativa de homicidio, tráfico de drogas, tráfico de armas y pertenencia a organización criminal.
El dispositivo policial consistió en 29 entradas y registros en domicilios de diferentes localidades catalanas y andaluzas. En el Maresme hubo actuaciones en Mataró y Cabrils. Además se actuó en Hospitalet de Llobregat, Badalona, Sant Adrià de Besòs, Sant Boi, Cornellà de Llobregat, Sant Vicenç dels Horts, Cervelló, Mollet, Canovelles, Bigues i Riells, Lliçà d’Amunt, Santa Maria de Palautordera, Terrassa, Sant Salvador de Guardiola, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y Manilva (Málaga ). Los 30 detenidos son de nacionalidades marroquí, española y senegalesa y de ellos 15 han ingresado en prisión.
Los detenidos formaban parte de una macro organización criminal que se dedicaba principalmente a los robos con violencia a traficantes de droga. Precisamente la investigación se inició a raíz de que los Mossos detectaran, en verano de 2015, dos asaltos violentos cometidos en Barcelona, uno en la vía pública y uno en un domicilio particular. En ambos casos los delincuentes se hicieron pasar por policías y utilizaron armas de fuego reales, hechos que hicieron pensar ya desde un primer momento que detrás de los robos había una organización criminal consolidada con una larga experiencia y un fuerte entrenamiento.
La investigación inicial estuvo tutelada por los Juzgados de Instrucción núm. 6 de Sant Boi de Llobregat y 2 de Gavà y, al contrastar que la Guardia Civil estaba siguiendo las mismas personas por hechos similares ocurridos en Andalucía, se creó un equipo conjunto de investigación entre los dos cuerpos policiales para compartir la información y maximizar la efectividad.
A medida que la investigación avanzaba los agentes tuvieron conocimiento de que los delincuentes recurrían a diversas estrategias para apoderarse de la droga. Uno de los modus operandi consistía en introducir dispositivos GPS en los fardos de droga antes de que salieran de Marruecos con rumbo a España. Con la connivencia de ciudadanos de las poblaciones costeras de Marruecos desde donde embarcaban la droga, colocaban estratégicamente los dispositivos GPS y conseguían, de esta forma, poder hacer un seguimiento y llevar a cabo los asaltos violentos en el momento que creyeran más oportuno.
Los asaltos se hacían siempre utilizando una violencia extrema con el objetivo de disuadir posibles represalias hasta el punto de, en alguna ocasión, hicieron disparos con armas de fuego, lesiones con arma blanca, contusiones graves con defensas extensibles y la aplicación de descargas eléctricas en los genitales de las víctimas.
A lo largo de los ocho meses que ha durado la investigación, Mossos y la Guardia Civil han detectado 25 asaltos violentos de estas características en las poblaciones de Sant Boi, Castelldefels, Moncada i Reixac, Vilaseca, Terrassa, Santa Maria de Palautordera, Vinaros, Cádiz, Tarifa, Vejer de la Frontera, Pelayo, Ayamonte, Isla Cristina y Manilva.
Asimismo han intervenido, Cataluña y Andalucía, más dos toneladas de hachís, seis armas de fuego, munición de varios calibres, defensas eléctricas, credenciales policiales, chalecos antibalas y luces prioritarias de color azul como las que usan los vehículos policiales.
Aunque se da el grupo por desmantelado, la operación policial no se da por cerrada y no se descartan nuevas detenciones.